Helena Rubinstein: la belleza y las joyas

Helena Rubinstein – “La inventora de la belleza”

En el Museo Judío de Viena, desde el 18 de octubre del 2017 hasta el 6 de mayo del 2018 se realiza una muestra dedicada a una de las más importantes pioneras del emprendimiento femenino: Helena Rubinstein. La exposición con el titulo “La inventora de la belleza” muestra el azaroso camino de Rubinstein como migrante que trasciende los continentes y como gran emprendedora y visionaria en el campo de la belleza femenina.

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joyería y belleza

Amante del arte

Esta es también una oportunidad para acercarnos a este personaje de principios del siglo pasado reconociendo no solo su enorme contribución a la industria de la belleza y la cosmética sino también como mujer de gusto especial, que se conectó con el mundo artístico moderno. Ella poseía pinturas de los mejores artistas de la época: Picasso, Renoir, Monet e incluso las exhibía a menudo en sus salones de belleza. Y su pasión por las joyas la llevó a poseer una descomunal colección.

Origen de Helena Rubinstein

Rubinstein nació en 1872 en Cracovia, Polonia, era la mayor de las ocho hijas nacidas de padres judíos ortodoxos. Para evitar un futuro restrictivo de casarse contra sus deseos, ella escapó a los 24 años, a Melbourne donde vivía uno de sus tíos.

La lanolina, el ingrediente secreto de Rubinstein

Un regalo de despedida de su madre fueron envases con crema para la piel que contenían un ingrediente secreto: lanolina, la sustancia grasosa secretada en lana de oveja. Cuando la joven Helena vio cómo el calor y la sequedad devastaban las caras de las mujeres australianas, se le ocurrió la idea de vender su crema pero disimuló su olor picante al agregar lavanda, lirio de agua y corteza de pino. Una vez que las mujeres locales lo probaron, la crema facial se convirtió pronto en un éxito y así nació Helena Rubinstein & Co.

Helena Rubinstein

El uso de cosméticos a inicios de siglo en Europa

A comienzos de siglo, Europa no veía con buenos ojos el uso de cosméticos, anteriormente solo asociados con prostitutas y actrices. Rubinstein, al regresar al viejo continente, se convirtió en una poderosa defensora de que la belleza no era un privilegio; rechazando la noción de que solo las mujeres de clase alta merecían reconocimiento, ella comercializó sus cosméticos alentando a las mujeres de todas las edades y clase social a ser independientes y expresarse a través de sus opiniones y moda.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se mudó a Nueva York, abriendo su primer salón allí en 1915.

Conexión entre belleza y la joyería.

Helena Rubinstein reconoció el vínculo innegable entre la belleza y la joyería.

Para Helena Rubinstein, que dedicó su vida a embellecer a las mujeres, la conexión entre las joyas y la belleza era obvia. Para ella, las joyas eran una excelente manera de resaltar la belleza tanto como la personalidad de una mujer. Ella declaró que un collar de perlas de múltiples hilos ilumina la piel más clara, mientras que los pendientes, cuando tienen el tamaño y el color adecuados, iluminan los ojos y le dan al rostro personalidad.

piedras preciosas

Collar de oro con perlas (Annette) – Juwelo

Las elecciones de estilo de Helena Rubinstein estaban destinadas a diferenciarla de cualquier persona de su época. No solo fue una pionera de la industria de la belleza, sino que también estuvo a la vanguardia de la joyería. Su estilo, compuesto principalmente por prendas de diseñador y piezas de joyas deslumbrantes, la hizo reconocible al instante.

Creación de estuches cosméticos

Fascinada no solo por las joyas, sino también por el arte, como coleccionista y conocedora, Helena Rubinstein se inspiró en sus propias joyas para diseñar estuches de cosméticos como verdaderas obras de arte inspirados por la joyería. Durante más de un siglo, la marca se ha mantenido fiel a su herencia al ofrecer verdaderas joyas cosméticas.

Su firma dorada, que se encuentra en cada caja de cosmético, está directamente inspirada en el mundo de las joyas y las piedras preciosas. Cada rango de maquillaje de la etiqueta es tan suntuoso como su fabulosa colección de joyas. 

 

«Mi amor por las joyas comenzó cuando mi abuela me regaló un collar de perlas», escribió Helena Rubinstein. Esta fascinación nunca la abandonaría.

Fue a comienzos del siglo XX cuando se desarrolló su pasión por las joyas. Hasta ese momento, mostraba solo interés por las perlas y los diamantes incrustados usados por la alta sociedad, pero en cambio su gusto se vio influenciado por el estilo de las princesas indias que se encontraban entre su clientela, quienes preferían usar joyas llamativas y de muchos colores.

Su preferencia por los colores brillantes y los cabujones grandes

A lo largo de su vida, Helena Rubinstein se sentiría atraída por los colores brillantes y los grandes cabujones. Le encantaba usar varias cadenas de perlas con piezas destacadas, para proporcionar contraste con sus atuendos. Como escribió en una carta: «Me gusta la ropa simple, a menudo severa, y siento que necesitan el contraste de joyas grandes y coloridas»

pendientes con gemas auténticas

Pendientes en oro con Rubí estrella de Orissa – Juwelo

Entre sus piezas favoritas se encuentran cabujones de rubí y esmeralda, así como perlas barrocas en blanco y negro. Tenía tantas joyas que podían combinar fácilmente con cualquier atuendo, independientemente del diseñador.

Las joyas de Helena Rubinstein se convirtieron en su marca registrada.

En 1941, su colección de joyas valía un millón de dólares, convirtiéndola en una de las coleccionistas más importantes del mundo.

El 1 de abril de 1965, Helena Rubinstein murió a la edad de 94 años. Fue enterrada en su vestido favorito de Yves Saint Laurent.

En definitiva, Helena Rubinstein siempre siguió su propio camino, sin molestias, lo que incluía cumplir todos sus sueños por su cuenta, con dinero propio y de acuerdo con sus propias e inmodestas preferencias. Lo dijo ella misma: «La calidad está bien, pero la cantidad hace el espectáculo».