En Estados Unidos el anillo de compromiso, y el hecho de la „proposition“ en general es algo extremadamente ritualizado. Son muchas las mujeres americanas en el día de hoy que esperan con ansiedad tal pedido de mano, cosa que a muchas europeas les resulta „fuera de moda“.

Lo cierto es que ya desde hace casi cien años se considera en Estados Unidos que el anillo de compromiso que engalana la mano de la amada debía costar tres veces el sueldo de quién lo regala. Los chicos más jóvenes, toman la cosa más elásticamente y no se atienen estrictamente a esta regla aunque se espera que el anillo de compromiso sea un objeto digno de su importante mensaje y un augurio de feliz unión. En cualquier caso, los precios siguen siendo lo suficientemente altos.

Una de las últimas estadísticas en U.S.A. en este sentido hablan de 2,2 millones de casamientos en el 2015 y alrededor de 880.000 divorcios. Pero no hay estadísticas de cuantos pedidos de mano hubo al año y cuantos casamientos no realizados. La pregunta es ¿qué sucede con el anillo de compromiso luego de una ruptura? Dado que el precio de las joyas es suficientemente elevado, de romperse la pareja, pareciera lógico que quien compró el anillo quiera recuperar su fallida inversión. Pero la legislación es ambigua al respecto.

En realidad este tema ha quedado en una especie de limbo legal. Hay diferencias de interpretación entre estado y estado norteamericano. Como queda patente en la orden que redactaron en Connecticut en 2007 los jueces Thomas Thorndike y Christina Demirs, “la mayoría de las jurisdicciones que han considerado la propiedad de un anillo de compromiso después de que este fuera roto han adoptado una perspectiva basada en la culpa, según la cual el que lo regaló tendría derecho a que le fuera devuelto solo si el compromiso se ha roto por muto acuerdo o de manera injustificada por parte del receptor de este”.

Según esto, Mariah Carey se atribuye el derecho a quedarse con su anillo de compromiso que contiene una enorme gema. En noviembre de 2016, su ex prometido, un joven de Manhattan, le reclamó por la vía judicial que devolviera el anillo de 125.000 euros que le había regalado. Pero la estrella de la canción, en ese sentido, está en lo cierto al afirmar que en California si la culpa es de quien lo ha regalado, la joya puede quedarse en el dedo en el que fue colocada. Eso sí, demostrar eso puede llevar varias vistas judiciales y requerir muchas pruebas.

Anillo en oro con Diamante Champán SI Argyle – Colección Juwelo

En otras jurisdicciones del mismo país la visión legal del asunto apunta a una perspectiva “sin culpa”, o sea que, si el propósito principal del período de compromiso es que la pareja se asegure que podrán afrontar una vida en común, no sería ni racional ni lógico penalizar al regalador por prevenir un matrimonio infeliz. O sea que en este caso se trata de un regalo “condicionado” que cuando la condición desaparece (o sea la boda) también desaparece la ecuación.

De todas formas los abogados aconsejan a los galanes – sobre todo a los ricos y famosos – de protocolar y ser claros a la hora del pedido de mano. No regalar anillos de compromiso en cumpleaños o días de San Valentín, ya que existe el precedente de Debbie Lopez, quién en el 2014 consiguió quedarse con la sortija de 10.000 euros ya que aseguró que su ex prometido y padre de su hijo jamás había dicho: “¿Quiéres casarte conmigo?” Según Lopez el regalo había sido sin otra intención que agradecerle ser una buena madre y una gran mujer y por lo tanto un regalo ¡sin condiciones!

Interesante la idea empresarial de Josh Oppermann que con un compromiso fallido a las espaldas abrió una plataforma Internet de compra-venta de anillos de compromiso de segunda mano de nombre: “I Do Now I Don’t” con un rédito anual de ¡cuatro millones de dólares!

Anillo en oro con Diamante SI – Colección Juwelo